...Acá les debo decir que la tipología de hombre que me llama la atención quedo grabada en mi cerebro desde temprana edad, no su carácter o carisma o nada de eso, su físico, era una niña cuando me enamore perdidamente de “meteoro”, si, ese chico de cabello negro y ojos azules y cara de “niño”, del comic, con 7 u 8 años le pedí al niño Jesús un “mac 5, con meteoro y todo” – no era tan caída de la mata ahora que lo pienso :-P, el nuevo dueño de mi cerebro (el corazón solo bombea sangre!!!) era la viva imagen de mi prototipo, solo que gordito y con una wagoneer en vez de un carro de carreras, vehículo el cual uso para llamar mi atención, pues el día que nos conocimos casi me atropella en el estacionamiento de la oficina, así comenzó entonces una historia que duraría 3 años y que estuvo llena de miedos, destiempos, malos entendidos, brujas malvadas, lobos y pare de contar.
Como en mi historia todo es “diferente” (de hecho como en la
historia de TODOS) debo decir que en cuestión de 2 o 3 semanas de conocernos y
sin que aun hubiera nacido en mi algún sentimiento hacia este chico, sin más ni
más el hombre me pidió ser su novia, salimos en grupo y la verdad el si me
miraba todo el tiempo, es acá donde Jose en esta historia va a cumplir el papel
del enamorado invisible primero, y luego el amor imposible, no recuerdo que
lectura romántica bombardeaba esta etapa de mi vida, pero debe haber sido algo
bien sonso y sin mucha pasión, o mis antenas no captaban bien (cuando lo han
hecho :D) en fin la cosa es que yo debí haber
dicho “siiiiiiiiiii” y ya, ósea casi 22, lindo chico, escenario romántico
(estábamos en un famoso mirador de caracas, llamado La Alameda”, ni se les vaya
a ocurrir ir por allí ahora!!!) me hubiera dejado besar y ahora sería un
recuerdo más que maravilloso, y no el penoso cuento que es mi primer beso, al
punto que me quiero saltar esa parte de la historia por si no lo han notado :-P. Que cuento influencio mi psiques al punto de no ver mas allá
de mis narices y comenzar a vivir, pues en parte, la historia de la vida de mi
madre, esa en realidad ha sido la mayor de mis influencias y quizás la que me
llevaba a siempre prendarme de lo imposible o hacerlo yo misma así, el temor a
que un hombre me hiciera daño, es algo que supongo tenemos muchas mujeres que
hemos crecido en familias disfuncionales donde el padre a cumplido un
lamentable rol de déspota, de abusador o de ausente, vemos en cualquier hombre
el reflejo de ese que hacía que nuestra madre pasara horas llorando, o con
temor de la hora o el día que el hombre regresara y pare de contar que solo
hago la acotación ya que la influencia en nuestras vidas de la relación de
nuestros padres es de las más significativas, sin dejar de lado que de parejas
muy estables salen hijos con relaciones muy fallidas y viceversa, es otro
elemento más que pasa a ser parte del contexto que nos forma estereotipos, y yo
no quiero dejarlo de lado, ya a estas alturas es prácticamente imposible el
echarle la culpa a “los cuentos, los comic, Delia Fiallo o Corin Tellado” a el hecho
de no haber tenido si quiera un novio.
Habiendo pasado la etapa del pretendiente invisible,
no recuerdo con exactitud en qué momento se invirtieron los papeles… o bueno no
fue tanto, les puedo asegurar que nunca fui “invisible” para él, es solo como
que todo cambio y yo comencé a enamorarme, pero más de mis “historias mentales”,
sobre dimensionando cualquier gesto, y soñando con momentos maravillosos,
fueron muchos los “reales” que deje de disfrutar por estar pendiente de los
“imaginarios”, nuestra historia fue larga, estuvo llena de conversaciones
realmente bonitas entre dos chicos en el fondo tímidos e inexpertos, nos dimos
varios “piquitos” recuerdo el primero (no es mi primer beso, besos son besos,
piquitos son solo piquitos) pero lo recuerdo con exactitud, había entrado en
nuestra historia una brujita “mala” a la que yo adoraba...
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