Madurar… este concepto de vida es tan abstracto, como un
cuadro de Piet Mondrian, tiene tantas definiciones como personas hay en el
mundo, para algunos está asociado a una cantidad de limitaciones,
responsabilidad, trabajo, horarios, autocensura, represión y para otros con el
rompimiento de cadenas, no importar lo que opine la gente, ser dueño de sus
actos, e incluso liberarse de responsabilidad. Para mi madurar es equilibrio,
no es madura una persona que diga “no me importa lo que diga la gente”, eso más
bien implica la inmadurez de no aceptar que vivimos inmersos en una sociedad
interactiva, otra cosa muy distinta es tener la capacidad de escuchar a la gente
y poder discernir que está bien o mal de lo que dice, que se puede permitir que
afecte o no tus opiniones y acciones, esto es “madurar”.
El proceso de crecimiento físico del ser humano no está
asociado obligatoriamente al proceso de maduración de su personalidad. Personas
jóvenes pueden alcanzar un nivel de entendimiento de su entorno y de su yo
interno que les permite obtener ese equilibrio que se llama madurez, y hay
personas que llegan a edades muy avanzadas y nunca pudieron alcanzar ese
equilibrio, e incluso su incapacidad para alcanzarlo se va acrecentando con la
edad, es así que mientras más edad, menos madurez tiene. Aceptar a las personas
como son, no con condescendencia, si no a plena conciencia de que los demás
están en la misma posición y deben aceptarnos como somos, los que nos coloca en
el mismo peldaño de respeto mutuo, ser responsable de nuestros actos en ambas
direcciones, tanto cuando se acciona como cuando no y tener la capacidad de
saber cuándo es adecuada una acción o actitud. Administrar la libertad, nacimos
libres y en el transcurso de la vida, crecer nos va atando a una cantidad
de circunstancias que van frenando la
libertad, entender que esos frenos son el ancla a la vida, padres, estudios,
relaciones, hijos, serán anclas que frenen una vida que sin ellos más que libre
seria sin sentido. Defender la “libertad” incluso por encima de las
responsabilidades que nos dicta nuestra interaccion familiar y social es una
inmadurez.