domingo, 31 de enero de 2016

HABLEMOS DE MADUREZ....

Madurar… este concepto de vida es tan abstracto, como un cuadro de Piet Mondrian, tiene tantas definiciones como personas hay en el mundo, para algunos está asociado a una cantidad de limitaciones, responsabilidad, trabajo, horarios, autocensura, represión y para otros con el rompimiento de cadenas, no importar lo que opine la gente, ser dueño de sus actos, e incluso liberarse de responsabilidad. Para mi madurar es equilibrio, no es madura una persona que diga “no me importa lo que diga la gente”, eso más bien implica la inmadurez de no aceptar que vivimos inmersos en una sociedad interactiva, otra cosa muy distinta es tener la capacidad de escuchar a la gente y poder discernir que está bien o mal de lo que dice, que se puede permitir que afecte o no tus opiniones y acciones, esto es “madurar”.

El proceso de crecimiento físico del ser humano no está asociado obligatoriamente al proceso de maduración de su personalidad. Personas jóvenes pueden alcanzar un nivel de entendimiento de su entorno y de su yo interno que les permite obtener ese equilibrio que se llama madurez, y hay personas que llegan a edades muy avanzadas y nunca pudieron alcanzar ese equilibrio, e incluso su incapacidad para alcanzarlo se va acrecentando con la edad, es así que mientras más edad, menos madurez tiene. Aceptar a las personas como son, no con condescendencia, si no a plena conciencia de que los demás están en la misma posición y deben aceptarnos como somos, los que nos coloca en el mismo peldaño de respeto mutuo, ser responsable de nuestros actos en ambas direcciones, tanto cuando se acciona como cuando no y tener la capacidad de saber cuándo es adecuada una acción o actitud. Administrar la libertad, nacimos libres y en el transcurso de la vida, crecer nos va atando a una cantidad de  circunstancias que van frenando la libertad, entender que esos frenos son el ancla a la vida, padres, estudios, relaciones, hijos, serán anclas que frenen una vida que sin ellos más que libre seria sin sentido. Defender la “libertad” incluso por encima de las responsabilidades que nos dicta nuestra interaccion familiar y social es una inmadurez.

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