Así como sucede con las
personas, que buscando un camino fácil y cómodo para subir, se trepan sobre
quien ellos consideran los puede llevar a su meta y en más de una oportunidad
lo que hacen es hundir a esta otra persona con el peso de su carga y bajarlo a
su nivel, así sucede con algunos países, y sin tapujos hablo del mío, de
Venezuela, la principal característica del trepador social es la envidia y el
resentimiento, quieren tener lo que otro y sienten que ese otro lo tiene porque
se lo quito y él se lo merece, así mismo este gobierno de 17 años que se
fortaleció en la envidia y acrecentó el resentimiento de muchos, no se ha dado
cuenta, o se ha dado cuenta pero les importa un carajo, es más, se han
aprovechado y lo siguen haciendo, de que los deliciosos y bellos frutos que aun
da este rico árbol, están ahora más al alcance de sus destructivas manos. Como
esos parásitos trepadores han hundido o doblegado el árbol que es Venezuela
como ente social, político, económico. Con la consigna de “todos iguales”
se treparon en bandada en el hermoso árbol que era nuestra patria y lo doblegaron,
hasta hacer que sus más altas ramas, sus verdes hojas, y sus tan deliciosos
frutos tocaran el suelo, personas y sociedades “trepadoras” nunca logran su
objetivo, solo acaban por doblegar el tronco que pretenden usar como escalera,
esto sucede simplemente porque el árbol no soporta la carga muerta de estos
trepadores, que son un peso, consumen sus energías y no aportan nada. La
Venezuela hermosa, llena de gente que se sentaba a ver RCTV a las 9 de la noche
con una novela de Doris Wells habiendo cenado un bistec, arroz y tajada, donde
el camión de la lavandería llegaba al barrio, el camión del agua potable también,
el portugués de la esquina fiaba y le pagabas en la quincena, todo eso se
termino. Un grupo de resentidos les lleno la cabeza de envidias y de rencores a
gente feliz, y los convenció de que el objetivo era “trepar” el árbol hermoso
que era Venezuela y hoy en día nos queda un árbol torcido, hundido, cuyas ramas
que son la sociedad, la economía, la salud, la educación, la seguridad, la
calidad de vida, la felicidad, están arrastrando por el suelo, no pudiendo
subir donde creían merecer estar solo lograron bajar las ramas al nivel de lo
que ellos son, pero les tengo una buena noticia, Venezuela no es un árbol, es
un bambú y en lo que se bajen estos trepadores se volverá a erguir fortalecida
con la experiencia y llena de personas que listas para enderezar su tronco volverá
a ser lo que siempre ha sido, pues ningún trepador logra sino agotar y agotarse
y o muere junto al árbol hundido o se va, en este caso se irán y nuestro noble árbol
se recuperara y será aun más hermoso.
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